BUENOS AIRES (I)

Viaje de visita a Vivi y Facun.

El viaje empieza con rumbo a Alegrete, donde junto con Sara, una pequeña alicantina que también se ha perdido por Brasil, debemos hacer un transbordo para ir directamente a Buenos Aires.

Allí en Alegrete es la semana de los Gauchos, es decir fiesta por todo lo alto. Como tenemos algunas horas de espera, buscamos la fiesta, pero después de andar un buen rato decidimos parar a tomar una cerveza. Esta parada sería uno de los acontecimientos más grandes del viaje, jaja. Sorpresa, el barman nos ve cara de extranjeros, me da que lo ha intuido por nuestra manera de dar patadas al portugués. El tío se viene arriba y nos pone la canción de Pluma Gay y alguna de Steve Wonder, Sara y un un servidor nos emocionamos, por fin en muchos muchos días, escuchamos algo que no sea Sertanejo. Después de otra cerveza, ya el jefe del bar se viene totalmente arriba y empieza un gran repertorio de música Motown, Blues, Barry White, Bony M e incluso Pino D’iangio, pasando por U2, Jimmy Hendrix y Roxette. Nosotros encantados, pero nos hacemos la misma pregunta: ¿como puede ser que una persona en el culo del mundo en un bar perdido de la carretera, tenga tan buen repertorio de música? Sin duda un grande. Pues ahí no queda todo, ya cuando nos íbamos a ir, nos tenía preparado una sorpresa: un CD con toda la música que había puesto en el bar. Definitivamente se regalo ante nosotros.

Después del paréntesis en el bar y pensando que todo iba sobre ruedas, algo que nunca puedes pensar en Brasil, se nos tuercen los acontecimientos. Nuestro onibus que estaba programado para las 23:30 está retrasado, salió de Rio de Janeiro vía Sao Paulo y Porto Alegre, y la primera noticia que tenemos es que llegará sobre las 2 o 2:30 de la madrugada. Esperamos en la «rodoviaria», al llegar la hora y dormir un poco, nos vuelven a comunicar que llegará sobre las 3:30 o 4. Con la ilusión que hace esperar, solo podemos volver a dormir, Sara está cansada y no pueda más.

Por fin llega el onibus, y pese a llegar con muchas horas de retraso, todo está tranquilo para el brasileño, las maletas de algunos pasajeros tardan en salir y subir no se hace con cierta alegría, pese a estar en «Alegrete». De nuevo sorpresas, este caso no tan agradables. Al subir un fuerte olor nos tira para atrás, la condensación de humanidad, sudor y la aparente poca higiene de algunos pasajeros, inunda nuestras fosas nasales, sin contar las horas que llevan metidos ahí algunas personas. No nos lo podíamos creer, soportar 12h de viaje con estos olores es todo un reto. Sin duda uno se hace fuerte con estos temas y tolerante a las adversidades. Según Sara, a nuestro regreso a España seremos mucho más pacientes y comprensivos. No se yo, Sara!!!! Al menos podemos dormir en blando.

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