BUENOS AIRES (II)

Llegamos a Uruguayana, la frontera con Argentina. De nuevo, sucesos surrealistas, para cruzar la frontera el chofer nos confisca los pasaportes, es la persona encargada de tramitar todo y no me da mucha confianza que digamos, pero siempre me dijeron que «allí donde fueres haz lo que vieres», así que me dejo llevar. Después de darnos un papel el cual debemos rellenar, nos hace bajar del onibus para ir, no se donde! Eso si, todos enumerados anteriormente, como si un interrogatorio nos fueran a realizar. Después de esta tontería, le entregamos el papel al conductor, mientras unos personajes nos ofrecen cambio de reales a pesos argentinos, desconfiamos, esperamos a Buenos Aires. Y de nuevo a subir al onibus. Ahora solo me preocupa como cargar mi ordenador y poder conseguir el teléfono de Facundo, le dije a Vivi que llegaríamos sobre las 12:30 de la mañana y son las 8:13 y aún no hemos cruzado la frontera.

Después de unas cuantas horas de viaje, por fin llegamos a Buenos Aires. La entrada a la ciudad se nos hace muy cómoda y sin la sensación de entrar en una gran ciudad, eso si, se respira y se puede ver otro estilo de vida, muy diferente a lo que llevamos vividos en Brasil. Sensación: volvemos a casa, volvemos a Europa.

Después de algunos despistes por no poder comunicarnos como debe, Facundo nos recibe con los brazos abiertos. Una inmensa alegría de poder ver a un buen amigo después de muchos años. Nos lleva a su casa y donde dormiremos nosotros, de nuevo sorpresas. Dormiremos de lujo en un hotel, donde en él ático viven Vivi, Facun y la pequeña Guada. Empresa familiar.

Una vez depositadas las maletas, nos ponemos en marcha para aprovechar lo poco que nos queda de día, es decir, nos vamos a casa de Vivi para conocer a la pequeña Guada y así poder cenar con tranquilidad. Más tarde a descansar, mañana será un día largo.

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