‘Sentado de espaldas al sentido del tren y su trayectoria, observo como las casas, los arboles, postes eléctricos, campos de cultivo,… en definitiva, la vida, pasa muy rápido. Pero también observo que no me gusta afrontarla de espaldas, con los ojos cerrados -todo acaba antes-. Ya sea malo o bueno, grande o pequeño, vida o muerte, me gusta ver como viene. Afrontar y disfrutar con tiempo todo momento vivido. Cambiando de asiento me hago dueño de mis momentos y mi vida, donde es mas reconfortable y placentero el viaje.’