Sin duda, MI FAMILIA son mis padres y mi hermano, responsables en parte de mi forma de ser y mi educación, personajes que aún viviendo muchos años con ellos, debo ir descubriendo día a día y enriqueciéndome de sus experiencias.
Pero a lo largo de mi vida fuera del ámbito familiar propiamente dicho y allí por donde he ido, mi familia ha crecido, desarrollando más aún mi personalidad y forma de ver la vida. Seguramente seguirá creciendo, pero a día de hoy estoy orgulloso del grupo de personas que me envuelven, que me han acogido y cuidado como un hijo o un hermano.
En Las Palmas conocí a dos personas muy importantes que nunca olvidaré: Pablo Melo y Jesus Ponze, de los cuales debo mucho a mi personalidad en el ámbito del deporte, dos grandes amigos. Allí también apareció la familia Alonso (Gabi y Laura), los cuales siempre tuvieron un plato de comida para mi, más bien su madre (cocinera de lujo). La primera experiencia de vivir con gente desconocida me proporcionó grandes compañeros como Antonio -“Xafi”- (vaya jugón) y Ricardo -“Riky”-, grandes conversaciones existenciales en “El Lito” son su legado. Junto a ellos Alberto González Zapardiel, buen aficionado al baloncesto pese a ser futbolero sufridor (Atletico de Madrid) y dispuesto a invitarnos a sus cumpleaños sin pensar en las consecuencias.
De esta ciudad no puedo olvidarme de Monica, cómplice de momentos difíciles, los cuales supo suavizarlos regalándome un poco de su corazón. Y como no, Pere, mi hermano mediano y sabedor de mi vida más personal, hombre al que le debo el conocimiento de “amistad”. Siempre nos queda perdernos en un viaje juntos por el mundo.
Casualidades de la vida, hicieron que dos Argentinos, Vivi y Facun se cruzasen en mi camino. Su hospitalidad y solidaridad les otorga un rango muy especial. Seguro que la pequeña Guada y el futuro Dantito, serán muy bien cuidados.
En medio de la aventura canaria, un año en Francia para conocer a un loco consciente de la vida, Daniel Rosado. Me enseñó como disfrutar de pequeños momentos. Un buen vino y un buen queso dan para reflexionar muchas horas sobre nuestras vidas. Allí Ibtissem me ayudo a respetar las culturas, a pesar de sus grandes diferencias, siempre tienen algo interesante a enseñar. Y Jorge, me deja sin palabras, jajaja me saca de un apuro en Sevilla y luego me cuida en Londres, muy grande.
A mi llegada a tierras catalanas, la “Famila Mongui”, Noemi como loca principal, me ha cuidado como un hijo más, siempre apareciendo en el momento oportuno. Y como no, la familia Freixanet Viejo, posiblemente los culpables de mis momentos de paz y tranquilidad. Un rincón donde poder escapar y sentirme feliz. Con Jael como culpable de mover mis neuronas para ver las cosas desde varios puntos de vista y no ser tan pragmático, ayudándome a re-descubrir mi racionalismo. Capaz de poner en jaque mi ética, lógica y filosofía. Entusiasmado.
Todos ellos conforman mi gran familia, la cual nunca olvidaré pese a las distancias, capaces de conocerme mejor que yo mismo.
Siempre agradecido.